4/07/2009

Dublín ciudad de escritores


Dublín es la capital de la República de Irlanda y alberga medio millón de los 4 millones de habitantes de este país.
A los pubs, su cerveza negra Guinness, la música folclórica y el enorme sentimiento de pertenencia de U2, se les une otro atractivo más: Dublín es una ciudad de escritores. O por lo menos una que ha visto nacer y crecer a muchos.
Autores como Jonathan Swift (Los Viajes de Gulliver) , Bram Stoker (Dracula) y Oscar Wilde fueron hijos de esa tierra.
Premios Nobel como Samuel Beckett, William B. Yeats y George Bernard Shaw salieron, algunos literalmente, de Dublín.
James Joyce, quien se expulsó de la ciudad y que regresó muy poco, no dejó de escribir sobre ella y hacerla el principal teatro de sus obras.
Las historias de los escritores irlandeses, si bien disímiles, tienen paralelismos. Casi todos se educaron en el Trinity College de Dublín. Los más conocidos emigraron a Europa continental ( París o Trieste por ejemplo) o a Londres.
Pero Dublín no les cobra este hecho como una felonía o un abandono; más bien lo acepta porque acepta sus obras y hoy en museos, estatuas, librerías, citas en calles y en el aeopuerto, recuerda a estos sus hijos como parte de lo mejor de Irlanda, un país que actualmente, como ya dije, tiene 4 millones de habitantes.

PD: En la foto, la estatua de Oscar Wilde en un parque de Dublín. No sé si el vanidoso Wilde estaría satisfecho con esta representación, pero creo que la asumiría con el humor e ingenio que siempre lo caracterizaron.

4 comentarios:

Guillermo Barquero dijo...

Que esos artistas que emigraron y desarrollaron su obra en otras ciudades sigan menteniéndose vivos en Dublín, es un signo de grandeza de la ciudad, un acto de recibimiento a estos que sí son profetas en su tierra.

Alexánder Obando dijo...

Wilde, Joyce y Beckett son parte de mi panteón personal. Irlanda es un país pequeño que ha dado figuras muy grandes.

depeupleur dijo...

Los tres grandes de Dublin en el siglo XX son Joyce, Beckett y el espíritu santo, el escritor secreto, de la misma altura que los otros dos, Flann O´Brien, que no emigro, ni se hizo famoso, sino que murió pobre y desconocido en Dublin con el higado podrido. Prueba de que la fama y la fortuna en la literatura son cuestiones meramente fortuitas.

Mi escritor irlandés favorito sigue siendo, sin embargo, la pinta de acido sulfúrico que fue Jonathan Swift, cuyo genial Viajes de Guilliver fue emborronado por la adultera mano de Disney y desde entonces nadie lo recuerda como se debe.

En cuanto a Wilde, el verdadero monumento que le hace justicia es su tumba, un serafín modernista cubierto de besos de lápiz labial al cual un amante tardío le robo el pene como memento mori ( http://images.google.com/images?q=Wilde+tomb ).

Literófilo dijo...

Dublin grande, y Wilde quiero ser como él cuando crezca, en cuanto a lo luiterario jejejeje