9/27/2009

Promesa de Ñangazos



Finales Aparentes (Uruk Editores, 2008) es la real incursión de Warren Ulloa Argüello (San José, 1981) en la literatura nacional. Con este su primer libro de cuentos, el autor del blog Literofilia, pone a disposición del público una muestra de su estilo de literatura directa, o “punk”, como él la denomina al conversar.

Ulloa no se anda por las ramas, llama a las cosas y a las situaciones por su nombre (no el del diccionario, sino el de la calle), en una serie de cuentos que llenan los sentidos: la mirada de angustia, el olfato de sexo, el oído de estruendo, el gusto agridulce y el tacto... de sexo también.

La propuesta del autor no pretende seducir al lector, encantarlo o hablarle dulcemente al oído. Warren Ulloa busca gritarle en la cara, sacarlo de base, levantarlo del asiento donde lee, o hacerlo mirar dos veces por la ventana del bus para recordar cuál es su realidad y cuál es la que experimenta a través del libro.

Muestra de esto es el relato Auriculares, el cual abre el libro, donde sin mayor preámbulo ― sin gel, digamos...― nos lanza a una historia erótica entre desconocidos a que ocurre través de un aparato telefónico. La promesa y apuesta del relato, de entrada, es fuerte pues genera en el lector una gran expectativa. El resultado en este caso en un cierre de resultados mixtos, que no necesariamente provoca el knock out deseado.

Lo mórbido es empleado como tema y gancho en La bola de playa, Gustos adquirirdos y Sacrofetichista, así como unas piezas son fábulas al estilo de un Esopo contemporáneo, como en Florentina y yo y Humanofobia.

Algunos relatos se proponen sacudir al lector, unos sin lograrlo completamente por un realismo forzado y otros tal vez por falta de un mayor desarrollo o tratamiento.

De la colección, los mejores relatos, a mi gusto, son Maremotos, Reciclaje fútbol club y Profeta, en los cuales el estilo muy propio y característico del autor ―la voz es uno de los fuertes de Ulloa― se combina con historias que balancean argumentos no realistas pero sí verosímiles, y que como lector, me generaron satisfacción por una coherencia entre el furor y la excitación.

La prosa de Ulloa procura ser vertiginosa, en ocasiones esto hace los textos ágiles y muy entretenidos, pero en otras resultan atropellados. De la edición en sí, se puede decir que una corrección algo más meticulosa del texto pudo mejorar el libro, todavía se filtran dedazos, que yo no son necesariamente achacables al autor.

El ofrecimiento de Warren Ulloa es uno audaz, que no se puede enfrentar con indiferencia. Es una promesa de ñangazos, de batirse con el lector proponiendo emociones al estilo de una montaña rusa. Una jugada riesgosa, pues el autor se expone a no salir airoso. Por eso la prosa de Ulloa promete, porque siempre se plantea como un reto, para quien escribe y para quien digiere. Veremos pronto cómo saldrá librado de un segundo round.