9/15/2010

Metales de Guillermo: el Peso de Barquero


Metales Pesados es el nuevo libro de cuentos de Guillermo Barquero recién publicado por la Editorial Costa Rica. Este libro se une a la sucesión de publicaciones relevantes de este autor como lo fue la novela El Diluvio Universal (Perro Azul, 2009) la cual obtuvo la mención honorífica de los Premios Nacionales de ese año y la notable antología Historias de Nunca Acabar (ECR, 2009) la cual trabajó en conjunto con el escritor Juan Murillo.

No me considero un reseñador particularmente agudo, menos aún, algo cercano a un crítico literario. Sin embargo, no me tiembla el pulso para escribir que Metales Pesados contiene lo mejor que Guillermo Barquero le ha ofrecido hasta ahora a los lectores. Esto entendido en la prolongación y limitación que la misma frase ofrece.

Ya en su colección anterior de cuentos, la Corona de espinas (Tecnociencia, 2006), Guillermo Barquero proyectó algunos de sus principales recursos y derroteros literarios: el empleo de la palabra por sus significados pero también por su musicalidad propia y conjugación con las otras, el autor como pintando, así como el deleite por una especie de “taxidermia literaria” sobre los objetos que abordaba en procura de enfermedades, estados alterados y colecciones de imágenes y objetos garbosos, exquisitos, esperpénticos, grotescos, dolorosos.

Empero, esos recursos, como herramientas, eran una invitación al taller del artista y no a una obra completa. Puede que El Diluvio Universal fuera parte de esa progresión. Una empresa ambiciosa, obra abundante, abigarrada y barroca (creo yo, me podría equivocar). Sin embargo, opino que el artista volvió a hacer gala de su magnifico taller y oficio, pero eso no necesariamente estuvo en auxilio de la obra, sino the other way around. ¿Tal vez de ahí la usura de darle solo la mención y no así el premio nacional? A la larga, tal vez mejor... que se alimente la sed de nuestro amigo el autor...

¿Por qué sostengo que Metales Pesados contiene lo mejor de Barquero? Porque los primeros dos cuentos de la colección son espectaculares, “redondos” diríamos los cuadrados.

Imperio de Escupefuegos conserva la firma inconfundible de Memo, pero esta vez al servicio de las sutilezas de la ternura. De la máquina humana quebrantada y la empatía que genera el sabernos finitos como el niño la primera vez que descubre que sus padres tendrán que morir, sentimos la empatía hacia el otro, el amor, la presencia y la ausencia.

Contrapunto delicioso resulta leer seguidamente Fábula de pequeñas tentaciones, historia envolvente hasta revelar su final macabro. Creo que el principal logro de este cuento es que el autor consiguió llevar su estética no solo al lenguaje mismo, sino que la trama estaba untada de una sofocante atmósfera que tiene su cierre ideal en esa línea: Sus razones para matarse habrá tenido. (que nada arruino transcribiendo el final...)

Última era glacial explora el mal sexo en un buen amor, tema muy sugerente y bien abordado, tal vez no tan bien logrado como los dos anteriores, mis favoritos, pero muy bueno también.

Decía que afirmar “lo mejor que Guillermo Barquero le ha ofrecido hasta ahora a los lectores” tenía limitaciones, lo sostengo porque los siguientes tres cuentos, Manchas, Tomar el Tren A (reminiscencia tal vez de Duke Ellington o de problemas matemáticos de trenes a diferentes velocidades...) y La sucia vida de los hoteles son también ejemplos de las tácticas y ensayos del autor, más que de batallas bien libradas.

El cuento Metales Pesados vuelve a subirle el tono al cuentario, aunque creo que puedo estar viciado en esta opinión, porque la vida insignificante de chismes de poetas costarricenses ficticios (micro-micro-cosmos, como un pleito entre Sagrada y el Carmelita) me es sugerente como una güila guapa. Tal vez debamos escribir la historia de los guerras entre trascendentalistas vs. antitrascendados... pero esos son poetas de otro cuento.

Vicisitudes del Vicio e Historia sacra me arriesgo a decir que caen en la misma categoría de la tríada antes citada. Bien me puedo equivocar y se escuchan objeciones.

Pero no deja de llamar la atención Trámites Bancarios, la penúltima pieza, la cual parece funcionar como un adelanto solapado del nuevo proyecto en que el autor trabaja. Historia de historias, de artistas reales y ficticios, contemporáneos y de siglos pasados, y de su autor que tiene la opción de volverse loco y escribir la mega historia... o de irse a trabajar de cajero de banco, de microbíologo, periodista, fotógrafo, asesor, diseñador de software, bombeta, alcohólico, librero, mensajero, cantinero, jugador de vídeos, masturbador sin plata, masturbador con plata, etc. Y como los vivos, siempre decidimos por la vida, porque aun no nos hemos matado.

Metales Pesados
tiene su correlato en poesía con Vehículos pesados (Alfredo Trejos, EUCR, 2010) porque los pesos pesados, con o sin intención, se están poniendo solos la etiqueta.
Este cuentario bien vale leerlo.


Pero me permito seguir hostigando a su autor, que le hace bien, y sigo sosteniendo que lo mejor suyo está por venir.


PD: también buena excusa para revivir la vida bloguera tan olvidada en estos tiempos...