Pidió respeto. Eso hizo Laura Chinchilla cuando en campaña se utilizó la analogía marioneta-titiritero para describir la que podría ser su relación con los hermanos Arias de ser ella electa presidenta.
Pidió respeto y lo hizo con vehemencia y en nombre de las mujeres. Pero en enero de 2011, a un año calendario de haber pedido respeto, Laura Chinchilla necesita “encuentros” con Rodrigo Arias para “coordinar” las acciones de su gobierno.
El gobierno de Laura Chinchilla no cuenta con la mayoría en el Parlamento, y la fracción más grande no es la del PLN. La Fracción más numerosa es la de Rodrigo Arias a quien responden al menos 17 de los diputados liberacionistas.
También en campaña, Laura Chinchilla dijo que se alejaría del apoyo incondicional que los hermanos Arias daban al nefasto proyecto minero de Crucitas. Pero una vez en el gobierno no lo hizo, primero por omisión y ahora con el apoyo que le brinda a la apelación presentada por la Procuraduría la cual pide la anulación de la sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo en el caso Crucitas.
En enero de 2010, Laura Chinchilla, siendo candidata y en la recta final de la campaña, evadió a toda costa hablar abiertamente del tema de los impuestos. Hoy, exactamente un año después, pide a golpe de tambor que el Congreso le apruebe una de las propuestas de reforma fiscal más regresiva presentada en los últimos años.
Y como si fuera poco, aparece el Canciller, de reparto, con la “idea original” de un impuesto para defensa, alegando también que hay que reconsiderar la tradición pacifista.
Simultáneamente, Laura Chinchilla anuncia medidas urgentes de austeridad y recorte en el gasto público, cuando durante el gobierno de Oscar Arias no importó que se disparara el gasto y la planilla del Estado o que se tirara al olvido la reforma fiscal. Dirán, una vez más los apologistas, que fue a causa de la crisis. Si hubieran sido en verdad medidas para enfrentar la crisis los empleos hubieran llegado a las personas más golpeadas, hogares rurales vulnerables, pero no fue así.
Cómo se explica, por ejemplo, que según datos CEPAL de 2010, en la mayor parte de los países de América Latina la pobreza bajó Brasil (de 25,8% a 24,9%), Paraguay (de 58,2% a 56%), República Dominicana (de 44,3% a 41,1%) y Uruguay (de 14% a 10,7%) pero en Costa Rica aumentó de un 16,4% a 18,9%. ¿Es acaso que la crisis mundial solo pasó por Costa Rica?
Parece que le toca a Laura Chinchilla enmendar, tratando de sacar las medidas que los Arias no quisieron llevar adelante para no restarle popularidad a su gobierno.
Parece que le toca a Laura Chinchilla enmendar, tratando de sacar las medidas que los Arias no quisieron llevar adelante para no restarle popularidad a su gobierno.
Asimismo, hay otras fichas, de menor calado pero importantes que también están en su hora. Ya se mencionó a la Procuradora, recién reelegida, que quiere traerse abajo la sentencia del juicio de Crucitas.
Ahora la Fiscalía de la República detiene una investigación contra Rodrigo Arias por peculado en el caso del manejo tramposo de los fondos donados por del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), en donde el nuevo Fiscal General, ex vice ministro de este gobierno quien fue electo por una Corte Suprema, en teoría independiente, pidió desestimar el caso.
Esto no es mano peluda: es pezuña.
Para la Presidenta, el momento de pedir respeto ya pasó. Si quiere gobernar por Costa Rica y su gente lo que procede ahora es que se dé a respetar y no le tenga que pedir permiso a Rodrigo Arias para mover un dedo. Sin embargo esto es difícil, pues se metió en una situación donde ella no tiene el poder real ni en su partido ni en el Congreso.
Pero el llamado real es para los costarricenses que estamos en contra de todo esto. No podemos dejar que siga prevaleciendo la chabacanería, la sinvergüenzada, la inmoralidad encubierta de legalidad, la prepotencia y peor aún el subdesarrollo, la ignorancia y la pobreza.
Es tiempo de levantarse y pelear con las armas de la democracia. La hora de las marionetas solo caerá frente a la hora de los costarricenses.
Es tiempo de levantarse y pelear con las armas de la democracia. La hora de las marionetas solo caerá frente a la hora de los costarricenses.